viernes, 13 de junio de 2008

La Precognición





Con motivo de correos que he recibido, conversaciones y encuentros con diversas personas, tanto amigos cercanos como desconocidos, instándome a comentar en internet parte del capítulo inicial y algunos capítulos internos de mi libro “El Conde de Haimbhausen y el Misterio de Veas-01”, y aunque estimo que el escrito de casi 400 páginas debe ser leído simplemente “a secas”, para causar la impresión que deseo en el lector, de todas formas he preparado la siguiente presentación muy simplificada, titulada “la Precognición”, nombre que corresponde al Capítulo I de mi novela histórica.



Una de las particularidades del libro “El Conde de Haimbhausen y el Misterio de Veas-01” es su inicio y termino con el canto gregoriano “Veni Creator Spiritus”, cuya fecha de creación se estima en torno al año 840 después de Jesucristo. En el Capítulo I, La Precognición, el pequeño Carlos von Haimbhausen, quien tiene entonces la edad de siete años, junto a otros infantes, entona este canto, guiado por el Tutor del grupo, cuyo nombre no se indica en ninguna parte del libro, pero que por sus dotes inspiraba respeto y admiración, pues no pocos sabían de su capacidad para ver otros tiempos. Pero como toda Magia deja de serla cuando se descubre la Ley Física que la gobierna, así entonces este Tutor enseña e insta a sus jóvenes discípulos a aprender esta técnica, aunque antes, narra el Tutor en el libro, se debe entonar un “Canto de Poder”, que en este caso es el himno que invoca la Venida del Espíritu Santo. Simbólicamente el libro “El Conde de Haimbhausen y el Misterio de Veas-01” busca mostrar los nexos entre el pasado y el futuro mediante un delgado velo, casi invisible, por cuyos agujeros alguien preparado puede atisbar aquellos acontecimientos y hechos que “están al otro lado de la cortina”. De acuerdo a las tradiciones mantenidas en la Iglesia Católica, cuando se celebra la Santa Misa, y el sacerdote realiza la consagración, la llamada Transustanciación de las especies se produce ésta, no en tiempo de hoy o del futuro, sino en el mismo instante en que Jesucristo realizaba la consagración del Pan y el Vino hacia el año 33 de Nuestra Era. Esto significa que sólo existe una sola Misa, la de Cristo con sus Apóstoles, la que se proyecta sobre el Espacio-Tiempo en que cada Sacerdote efectúa la celebración. Es por tanto, durante la Consagración cuando todos los sacerdotes y Cristo mismo concelebran simultáneamente, esto es, celebran todos la Misa de manera conjunta, reforzándose el efecto, creándose una conexión similar a la que se produce con los agujeros de gusano descritos en gravitación. La Consagración, es por ello, para la Iglesia Católica, un Acto de Poder, y cuando se realiza cantado, constituye lo que los antiguos llamaron “Canto de Poder”.



Por lo antes explicado, en el Capítulo I del libro, las Siete estrofas del “Veni Creator” entonadas por los Siete discípulos, más su Maestro, en el año 1701, junto a la entonación futura que se hace en el año 2009 de las mismas Siete estrofas, en el Valle de las Siete Puertas (nombre con que se le conocía hacia fines del siglo XIX e inicios del XX, la zona comprendida por Calera de Tango, Talagante, Peñaflor, etc.), en el último capítulo, el Capítulo XI del libro, titulado “Los Visitantes del Dorado Amanecer”, muestran esta semejanza, porque todos ellos entonan un “Canto de Poder” que les permite conectarse con todos aquellos que en el pasado o en el futuro entonen el mismo canto. Estos detalles, el libro no los explica, ya que el intento de esta novela histórica es proporcionar estos conocimientos de modo sutil, evitando la interrupción de los hechos que suceden de manera aparentemente normal. Porque ¿qué mayor Magia y Poder se manifiestan en la aparente cotidianeidad de la vida de un hombre? Esa es la clave para leer el libro “El Conde de Haimbhausen y el Misterio de Veas-01”.


Luego de creados la Orden de San Benito, una parte de Monjes que provenían de tradiciones merovingias, fueron aceptados al interior del Seno de la Iglesia Católica, y se vincularon fuertemente, en las zonas de la hoy Alemania, a la Orden Benedictina, transformándose en monjes benedictinos de tradición merovingia, con apego a los conocimientos y tradiciones del Rey Childeric I. A estos religiosos se les llamó Frankish o Francorum, siendo uno de sus máximos exponentes, el monje Rabanus Maurus, quien en el siglo IX compuso la letra y la melodía del “Veni Creator”, aunque la novela señala que el canto es mucho más antiguo. Es, en todo caso, el canto gregoriano más antiguo y simbólico para la Iglesia Católica, y su entonación y letra no deja a nadie indiferente. He aquí el texto de dicho canto, para quienes no lo conozcan.




El Capítulo V y el Capítulo XI, por lo anteriormente dicho, también están unidos, ya que describen, respectivamente, el inicio y la reanudación de la Alianza; una Alianza, que según la novela, es iniciada y realizada hacia el año 1753 por los sacerdotes jesuitas en Chile con otra Orden Religiosa desconocida y seguidora de los principios establecidos por la Santa Iglesia Católica. ¿De qué Orden Religiosa se trata, y de dónde provienen, y por qué siguen a la Iglesia Católica? son respuestas que el lector encontrará al leer estos capítulos. Baste decir aquí sólo los nombres de ambos capítulos para que el lector se forme una idea somera de la información contenida. El Capítulo V se denomina “Los Visitantes del Dorado Atardecer”, mientras que el último se titula “Los Visitantes del Dorado Amanecer”.



El libro propone, además, que no habría sido Geher Cremer (Gerardo Mercator) el inventor propio de las coordenadas geográficas (latitud, longitud y grados), para ubicarse sobre la superficie de la Tierra, y posteriormente sobre la Bóveda Celeste, sino religiosos muchas décadas antes, los cuales impulsaron indirectamente la formación de la Orden de la Compañía de Jesús. Las Coordenadas Ecuatoriales (Ascensión Recta y Declinación) no son otra cosa que la proyección de Mercator aplicada sobre la Bóveda Celeste. Dos fenómenos naturales encontramos en ella: primero, que la Tierra al tener una inclinación de 23,5 grados, su Ecuador Celeste está desplazado de la Eclíptica, que es el camino seguido por el Sol; y segundo, el Polo Sor Celeste se ubica sobre el Hemisferio Sur dependiendo de la Latitud a que el observador se encuentre. Así por ejemplo, si estoy al sur de la Isla de Chiloé, en la Latitud Grado 60, el Polo Sur Celeste lo encontraré mirando al Polo Sur Geográfico y elevándome 60 grados; más, si estoy en la ciudad de Santiago o en Buenos Aires, el Polo Sur Celeste lo ubicaré alzándome desde sur 33 grados. Este se debe a que, por alguna razón, ambas ciudades fueron fundadas en la Latitud geográfica Grado 33.



Astronómicamente, y de acuerdo a las Coordenadas Ecuatoriales, considerando el primer fenómeno descrito, el que no coincida el Ecuador Celeste con la Eclíptica, significa que ambos se cortarán en dos puntos, llamados punto de intersección. El primer punto de corte, visto en el Hemisferio Norte, llamado Punto Vernal o de Aries, marca la Hora Cero para la Bóveda Celeste, mientras que el siguiente punto marcará la Hora Doce, o Mediodía, que cae justamente en la Ascensión Recta donde está la Cruz del Sur, muy cerca del travesaño mayor de ella. Por tanto, y con un pequeño margen de error, podríamos decir, que la Cruz del Sur marca el Mediodía Celeste. Por otra parte, y considerando el segundo fenómeno, el travesaño menor de la Cruz del Sur se encuentra a una Latitud Sur (Declinación Negativa) en el Grado 57, de manera que parecerá tocar tierra en el horizonte, en el Hemisferio Sur, en la Latitud Grado 33, mientras que desde latitudes en el Hemisferio Norte, donde se encuentra Londres, Egipto, y otras zonas ubicadas en una gran franja dada por sus latitudes, verán sólo las tres estrellas superiores de la Cruz del Sur, semejando un Triángulo, en cuyo centro, todos los días 22, 23 y 24 de diciembre de cada año, el Sol parecerá depositarse en su Centro. La novela propone que de este hecho astronómico, nace el simbolismo del Triángulo con el Ojo en su centro, y de la posición astronómica de la Cruz del Sur, como contrapunto del Vernal, nace el Mediodía Sideral o Celeste, que toca en forma invertida el Grado 33 de Latitud Sur, que corresponde a nuestro país a la ciudad de Santiago. De ahí la importancia de la Cruz del Sur tanto para el Hemisferio Norte, que la ven como un Triángulo, como para el Hemisferio Sur, que parece posarse en forma invertida sobre nuestro territorio. En otras palabras. El Mediodía Celeste en la forma de la Cruz del Sur invertida toca nuestro territorio Sudamericano.



La novela propone entonces, que Ordenes Religiosas que conocieron de estos fenómenos astronómicos, fijaron como posición nuestra latitud de punto de inicio de un Nuevo Imperio, que se regiría en base a las enseñanzas del Mesías, y cuyo manejo estaría en manos de una Orden Religiosa, que desde antiguo buscaba dicho control, pero no por la fuerza sino por el convencimiento y la erudición. Esta Orden Religiosa, de una existencia sin memoria para el recuerdo de los Hombres, expone el libro, pero real para el peso de los años, buscó la forma de persuadir a la humanidad de antaño, con su sabiduría y tecnología, buscando que aceptase sus planteamientos; pero sólo con el advenimiento de Jesucristo como Verbo Encarnado, y la consiguiente formación de la Iglesia Católica, esta Orden Religiosa y Monástica ve en esta nueva estructura jerárquica la forma de promover sus ideas, realizando finalmente con el paso de los siglos, una Alianza en nuestro país con algunos de los jesuitas que pudieron ver más allá de lo evidente.



No obstante, con la persecución y expulsión de los Religiosos de la Compañía de Jesús, en agosto de 1767, por orden del monarca español Carlos III, la tarea quedó inconclusa, y la Alianza sufriría una momentánea Pausa, hasta el instante en que las condiciones fuesen favorables y los Vientos de Cambio soplasen nuevamente a favor de nuestro Reino de Chile. Es así como con el fallecimiento del padre Procurador de la Compañía de Jesús, Carlos von Haimbhausen, y la expulsión del resto de los religiosos, muchos aportes técnicos y científicos desaparecieron o fueron ocultados de la vista de sus perseguidores, aunque uno puede aproximarse al tipo de conocimientos, no sólo técnicos sino filosóficos y de ciencias naturales, al leer a los jesuitas chilenos y alemanes de la época, quienes ayudaron a la germinación. Baste dar dos ejemplos, como lo es Manuel Lacunza y Juan Ignacio Molina, cuyos escritos formaron y fundamentaron el pensamiento político y religioso tanto de Inglaterra como de Estados Unidos, y la idea base de la Teoría de la Evolución, expuesta posteriormente por Darwin.



El proceso iniciado con la Alianza quedó detenido, o congelado, hasta que nuevamente en el futuro se ocupara el mismo “Canto de Poder” del pasado, para “unir” nuevamente la hebra y proseguir el lento pero seguro nacimiento del Nuevo Imperio del Sur. La diferencia, expone la novela, de aquel entonces cuando vivía el padre Haimbhausen, con el actual momento, pleno siglo XXI, estriba en que hoy, aquella Orden Religiosa milenaria pero proclive a la Iglesia Católica, toma esta vez una participación activa sobre los hechos que suceden en el Mundo, tanto a nivel político como económico, permitiendo el derrumbamiento sistemático del sistema que ha imperado por siglos, con la anuencia de algunos obispos y próceres eclesiásticos, que traicionando sus votos, buscaron la “amistad” con aquellos enemigos de las ideas de Jesucristo.



El libro “El Conde de Haimbhausen y el Misterio de Veas-01” analiza en varios de sus capítulos, entre muchos diversos otros temas, la forma en cómo se mueven y circulan los capitales, el origen de la Deuda Externa de Chile, los desarrollos científicos y técnicos, las exploraciones y descubrimientos efectuados por los jesuitas en diversas partes del territorio chileno y argentino, así como la posible explicación a algunas ecuaciones presumiblemente encontradas en el siglo XVIII, sobre el manejo de la energía para todo tipo de maquinarias, sin el requerimiento de combustibles, pues utiliza los “circuitos eléctricos virtuales” que pueden ser hallados en cualquier región del universo, y en el llamado Espacio Vacío. Sin agregar multiplicidad de ecuaciones, para no aburrir al lector, el libro expone de manera didáctica la base teórica de dichas ecuaciones, indicando en el Capítulo V el significado de los símbolos expuestos, para luego en el Capítulo X, con una explicación explícita sobre su funcionamiento, usando un símil con los circuitos eléctricos de filtro pasa-banda, cuyos elementos de constitución virtuales han sido desde hace mucho, medidos y aceptados por la Ciencia Moderna, analizar el Vacío.


Todo el libro analiza la Historia del Mundo y destaca hechos, moviéndose hacia el pasado y volviendo al presente, a medida que los dueños de una misteriosa Roca de posible origen meteorítico, denominada Veas-01, avanzan en sus estudios y se topan con antecedentes históricos y tecnológicos olvidados; e interesándose en el objeto Veas-01 diversas agencias tecnológicas y de inteligencia, tanto norteamericanas como inglesas. En resumen, esta Novela Histórica plantea que, esta misteriosa Piedra abandonada en una hacienda que fuera de los jesuitas, hasta el año 1767, actúa como "sensor" o "guía" para descubrir el misterioso pasado de la Humanidad, e hilar los hechos aparentemente contradictorios que narra la Historia Universal.