jueves, 14 de febrero de 2013

FERDINAND Y EL PRINCIPIO DE POST-SELECCIÓN


(Texto de ciencia ficción basado en las ideas de Ventus y en aquellas propuestas por el físico Seth Lloyd, del Massachusetts Institute of Technology, MIT, que relatan el Principio de Post Selección y los acontecimientos en torno al personaje Ferdinand, un austríaco nacido en el siglo XVIII, de quien se ha hablado en anteriores artículos)

INTRODUCCIÓN

El Teorema de la Información sostiene que –aunque la materia y la energía se mantengan constantes, transformándose una en otra, dentro de un sistema aislado- no obstante la información siempre aumentará, y que aquella será directamente proporcional a la Entropía del sistema. Ello implicará que un Viajero en el Tiempo, al regresar al pasado, conlleva consigo una cantidad de información mayor (proveniente del futuro) a la que le debiera corresponder.

El hecho anterior nos lleva a otro principio, el Principio de Post-selección, según el cual una partícula –tal como un quark o un fotón- pueden viajar desde el futuro hacia el pasado siempre y cuando no generen paradojas. Una paradoja sería, por ejemplo, que el Viajero en el Tiempo buscase asesinar a su abuelo en el pasado para que así su padre y él mismo no naciesen. En cambio, las Leyes del Universo permiten viajar hacia el futuro porque –a todas luces- se está adicionando información que está en consecuencia con la Ley Universal de la Entropía.

Algunas civilizaciones sostienen, por tanto, que no es posible efectuar viajes en el tiempo hacia el pasado, mediante Viajeros conscientes, porque éstos perderían la información que llevan- permaneciendo inconscientes tanto de su destino como del propósito de su misión-, terminando por ser capturados y finalmente destruidos por los denominados Celadores del Tiempo. Por tanto, la única manera de mover Viajeros en el Tiempo, sobre todo al pasado, es utilizando el Principio de Amortajamiento, el cual consiste en migrar un espíritu del futuro hacia un cuerpo de alguien que ya ha fallecido en el pasado, instantes antes. Así, por ejemplo, si un bebé de menos de un año ha fallecido clínicamente, y antes que se inicien los procesos de putrefacción, se procede a remitir un espíritu desde el futuro, el cual se asienta en este nuevo cuerpo del pasado. El resultado aparente es un bebé que simplemente ha revivido, y que continuará con las actividades normales de su edad, sin crear ninguna paradoja. El nuevo espíritu inserto en el cuerpo, por otro lado, no tendrá nociones de su proveniencia de tal manera que no mostrará anomalías o signos que puedan marcar la diferencia con un bebé normal. Este nuevo ser humano vivirá –aparentemente- bajo las condiciones normales y se regirá –también en apariencia- por los cánones normales de su especie.

Sin embargo, según el Principio de Post-selección la anomalías aparecerán, más, no de un modo patente –como, por ejemplo, como la que se dan en aquellos niños o adultos que con su cuerpo atraen objetos metálicos o que tienen la capacidad de doblar objetos con la mente- sino de una forma aparentemente natural y que, más bien, parecerán coincidencias o hechos aparentemente aislados, con una poca o baja probabilidad de ocurrencia. Analicemos esto de conformidad al Principio de Post-Selección.

A una persona que corresponde y que vive en su propio tiempo le sucederán cosas normales, participando en hechos de mayor probabilidad de ocurrencia. Por ejemplo, si una ciudad posee un 95% de buses rojos, la probabilidad es alta de que un habitante de dicha ciudad coja un bus rojo. Más, no habrá nada de extraño en el hecho que un ciudadano coja un bus azul, aunque éste corresponda –junto con buses de otros colores- a menos del 5% de toda la flota. Lo extraño sería que –tras calcularse la probabilidad que un habitante específico, de una ciudad como Santiago de Chile, coja un bus azul de patente XC-2515 a las 8:30 hrs y que luego tras hacer parar un taxi, éste sea de matrícula BB-4567, y que al llegar a destino en determinada comuna, al bajarse, se encuentre con una persona desconocida específica proveniente de, digamos, Hungría, y que ambos (luego de entablar conversación) coincidan en estar investigando dinosaurios en Argentina-, acontecieran los hechos en esta misma secuencia programada. Empero, el Universo permitirá ciertos accionares con un aparente mayor gasto de energía sujeto a la condición que sea para “ordenar el sistema”, en mayor grado del que actualmente se encuentra, tal como lo hace el vendedor de frutas quien, para ordenar las naranjas y acomodarlas en una cesta, las agita con fuerza pero, a la vez, con golpes cortos.

Si en torno a esta misma persona se comienzan a dar demasiadas coincidencias, y que hechos menos probables –pero no imposibles- se den cada vez con mayor frecuencia, el Principio de Post Selección estaría indicando que aquella persona pudiese ser un ente proveniente del futuro. Empero, en un comienzo, y por muchos años o incluso décadas, esta persona no tendría la menor idea de su origen, salvo por ciertos sucesos que atribuye a una falsa memoria o a recuerdos traspuestos. No obstante, lo que aquella persona no lograse conocer por sus propios medios le será, en definitiva, revelado por aquellas partículas que viajan al pasado, provenientes del futuro, porque los afines se reconocen entre sí. La razón de ello es que su espíritu proviene y pertenece a un tiempo futuro en el cual aquellos fotones y quarks (partículas) tuvieron inicialmente su existencia.    

De lo anterior se desprende los siguientes corolarios: por el sólo hecho de venir del futuro un Viajero del Tiempo perderá la memoria y será admitido en el pasado sí y sólo sí no busca crear paradojas. Más, una de las paradojas del Viajero en el Tiempo será que le resultará imposible tener la vida de una persona normal, porque cuando lo intente le sucederán hechos improbables –que debieran teóricamente darse con baja probabilidad entre las personas comunes-, que dificultarán sus planes de vivir como un ciudadano de aquella época. Resultado: el Viajero del Tiempo no podrá “forzar” los acontecimientos imponiendo su voluntad. Más, como procede del futuro y conoce –por adelantado- los sucesos que aún no han acontecido, dicho Viajero puede “atar a su arbitrio” acontecimientos o sucesos que aparentemente están dispersos, y tal como sucede con una cuerda que alocadamente se agita en sus extremos, el Viajero del Tiempo podrá sujetarla en puntos específicos (nodos) hasta restringir sus grados de libertad.   

LOS “ATAC” Y EL PRINCIPIO DE POSTSELECCION

A las personas normales les suceden cosas normales. A los ciudadanos comunes y corrientes que nacen y viven dentro de una comunidad le sobrevendrán aquellos hechos con mayor probabilidad de ocurrencia, tal como sucederá con aquel que ingresa a un supermercado: existe una alta probabilidad que –tras salir de él- haya comprado al menos un producto en venta. Lo extraño sería que un ciudadano ingrese a un supermercado sin comprar nada, o que acuda a un terminal de buses y que, luego de horas de espera, no desee adquirir un boleto.

Ferdinand, el austríaco del cual ya hemos hecho mención en otros relatos, largo hacía que lo invadían extraños pensamientos, los cuales estaban alejados, y más allá, de todo concepto científico aceptable. Su prolongada vida, de más de 250 años, era una Suma de Riemann de sucesos poco probables, desde que se unió al grupo de Exploración del Continente Sudamericano en aquellos lejanos años del siglo XVIII hasta su continuo rejuvenecimiento del cual era protagonista cada 10 ó 12 años en aquella Isla en el Sur de Chile manejada por los Aldebaranes. Una y otra vez sucesos de escaza o baja probabilidad ocurrían en torno a su persona, hasta el punto de llegar a pensar que –quizá- él mismo provenía de un futuro y que su espíritu había sido remitido hacia el siglo XVIII para participar en determinados acontecimientos que se consideraban certeros e importantes para el Devenir de Arda (la Tierra).

Con la finalidad de aclarar sus dudas, Ferdinand decidió consultar a Diego –el Aldebarán- quien se encontraba visitando Chile. Para aquella ocasión, Diego preparó un esmerado banquete a base de grandes recipientes que semejaban un sinfín de frutas –manzanas, ciruelas, racimos de uvas, etc.- todas las cuales simulaban haber sido recién cosechadas. Más, tras probar una de aquellas deliciosas “ciruelas”, Ferdinand pudo notar que no era otra cosa que diversos tipos de carne, deliciosamente preparada, a la cual se le habían dado formas de frutas distintas recubiertas de caramelos ora dulces, ora salados y agridulces, con los colores respectivos de la fruta en particular.

-       Esta es la comida que aprendí a cocinar en tiempos de los Templarios –comentó Diego mientras transportaba una fuente que semejaban grandes y frescos racimos de uvas-. Es la típica comida medieval que en aquellas épocas se preparaba en las cortes.

Al término del banquete, Ferdinand expuso las ideas que lo inquietaban. Para su sorpresa, el Aldebarán, casi sin inmutarse, y mientras recogía pertrechos desde la mesa de convite, le dijo que estaba en lo correcto y que hacía mucho que él y su gente esperaba su razonamiento.

-       No podíamos imponerte esta idea, como no fuera por ti mismo –agregó Diego-. Eres lo que los Celadores del Tiempo denominan ATAC.
-       ¿Un ATAC? ¿Qué es un ATAC? –preguntó un asombrado Ferdinand
-       Un “Ataque Temporal antes de Crearse”. Es decir, que has intervenido en la Historia de la Humanidad antes de que tu espíritu haya nacido en un lejano futuro. Aunque no tienes memoria –por ahora- de lo que ha sucedido, tú provienes del futuro y tu espíritu fue remitido, mediante el Principio de Amortajamiento, hacia un cuerpo del siglo XVIII. Y aunque no pudiste traer tus recuerdos ni memoria, para impedir las paradojas, el sólo hecho que hayas nacido en el año 1748 las crea en cierta forma, porque en torno a tu ser se agolpan hechos que debieran suceder con baja o mínima probabilidad.
-       ¿Y de qué año provengo? –consultó Ferdinand
-       Del futuro año 2986, en base a algún experimento que realizaron, o más bien, que realizarán los Capricornianos.
-       ¿Y existen otro como yo?
-       Así es. Actualmente son seis ATAC vivos –contestó Diego-. Por tal motivo, si deseamos seguir con los planes previstos por mi propia civilización, tu misión es no forzar hechos ni imponer tu voluntad, por certera que ella sea, porque de hacerlo crearás un grave problema tanto para nosotros como para tu sobrevivencia. “Keep going” es la fórmula para seguir influenciando en la sociedad, porque aunque no lo desees, las cosas confluirán de modo natural en tu entorno, aunque tu voluntad no participe, porque con el sólo hecho que vayas de un lugar a otro crearás paradojas y los hechos menos probables sucederán en torno a tu persona. La clave maestra, por ello, es que no debes involucrarte sentimentalmente con ser humano alguno, porque sólo sufrimiento e incomprensión recibirás, tal como ya te ha sucedido desde el pasado. Ahora que lo sabes debes abandonar la “inocencia” en la que has vivido hasta el presente. Si eres Inocente no serás otra cosa que un “Leproso Mudo” o bien un “Elemento Radioactivo”. Y recuerda: tu verdadera familia está en el distante futuro, aunque por ahora nosotros la somos en este “eterno presente”.

Dicho esto, el Aldebarán se alejó del comedor con destino incierto para así evadir nuevas preguntas que se agolpaban en la mente de Ferdinand.

Según Diego, él era un ATAC y sobre si mismo estaba operando el Principio de Post-selección. Y a propósito de “Inocente”, el austríaco recordó estas palabras:

“El Inocente es como un Leproso, mudo, que ha extraviado su Campana, y que deambula por el Mundo sin mala intención”.