viernes, 28 de mayo de 2010

CHILE Y LAS COLONIAS ALEMANAS, SIGLO XIX



SUBCAPÍTULO “LA PROVINCIA DE ATACAMA” (PÁGINAS 407 – 417) del libro publicado en 1890 por el alemán HUGO KUNZ, bajo el titulo “Chile und die Deutschen Colonien”:

Traducido del texto alemán por: RODOLFO J. NOVAKOVIC

SANTIAGO DE CHILE, abril de 2010



IMÁGEN: Fotografía de la tapa del libro que fuera publicado por el alemán Hugo Kunz en 1890, bajo el título "Chile und die Deutschen Colonien". En aquel entonces no se reemplazaba la K por la C, de manera que hoy el título alemán sería "Chile und die Deutschen Kolonien", es decir y traducido al español, "Chile y las Colonias Alemanas".

LA PROVINCIA DE ATACAMA

I.- EL DESIERTO DE ATACAMA

El Desierto de Atacama se extiende desde el Río Loa hacia el sur hasta Copiapó y quizá más al sur de dicha ciudad, ya que no se aprecian claramente fronteras trazadas, hasta que poco a poco se va convirtiendo en la flora de Copiapó.

El desierto es uno de las más áridos y en pocos lugares como este se puede ver la tierra arenosa; se eleva abruptamente desde el mar desde los 600 hasta los 1000 metros, y que luego, poco a poco, forma una meseta de 3500 a 4000 metros, hasta donde se elevan las altas montañas, que se disponen más o menos en tres líneas rectas orientadas de norte a sur, pero sin formar una cadena montañosa real. Así de yermo parece este desierto, sin embargo no está totalmente desprovisto de plantas, como se podría imaginar, porque en todos lados puede encontrarse zonas antiguas, zonas de vegetación perenne, la mayoría aisladas, y sólo a los pies de las laderas y en los barrancos puede hallarse una abundante vegetación; mientras que en el fondo del valle se encuentra en su mayoría arroyos pequeños, y hermosos pastos, pero a menudo dentro de un terreno pantanoso. Las plantas desérticas son bajas, las especies leñosas suelen establecer tallos con ramas tupidas y formando espesos arbustos; sólo donde existen cursos de agua y cerca de los 2500 metros de altura se puede aún encontrar árboles: Chañares (Gourliea chilensis) y Algarrobos (Prosopis siliquastrum), más arriba se observa una mera Verbenacea (Neospartum striatum) formando arbustos que sobrepasan los 3 metros de alto; las otras plantas leñosas, como Pingo-Pingo (Ephedra sp.) y Cachiyuyo (Atriplex sp.), poseen propiamente tallos gruesos, pero que tienden a acostarse a ras del suelo. En general, la parte occidental del desierto es más escaso en plantas que en la meseta, donde es más común encontrar pastos y cursos de agua entre las montañas, tal como en Breas, Vega del Diablo, Antofagasta y otros puntos.

El número de especies es proporcionalmente grande, y la distribución por familia es aproximadamente la siguiente: Synanthereae 23.5%, Gramineae 11.25%, Solanaceae 7.25%, Leguminosae 5%, Cruciferae 4.75%, Verbenaceae y Malvaceae 3.75%, Portulaceae 3.5%; mostrando el resto de las familias sólo pocas especies. La vegetación interesante es la siguiente: arboles Chañar y Algarrobo, así como la Rica-Rica (Lippia deterticola), que forman bosquecitos de aproximadamente un metro de alto; los robustos aunque achatados Pingo-Pingo y Cachiyuyos (especies Ephedra y Artiplex), que frecuentemente se utilizan para leña; una vegetación leñosa interesante es el Cuerno de Cabra (Adesmia subterránea y otras), que tiene ramas muy procumbentes de espinas y una raíz muy desarrollada, y variados tipo Fabiana (Solanacee), y a causa de las variedades de hojas exfoliadas se denominan Pata de Perdiz (en alemán Rebhuhnbein); que entre las plantas herbáceas es una de las más notables. Muchas de estas plantas son pegajosas o lanosas y algunas de ellas poseen un fuerte aroma, de modo tal que ellas están en poder de unos pocos habitantes de la zona que las utilizan por su poder curativo.

El mundo animal está muy escasamente representado en cada comarca o zona. Los animales más numerosos son los Guanacos (Auchenia guanaco), el que probablemente desciende de las Llamas y de las Vicuñas (Auchenia vicuña), de los cuales en el desierto se encuentran pequeños rebaños; aunque son animales muy tímidos, y es difícil que se acerquen a distancia de tiro, cuando no están en búsqueda de zonas con agua. El Puma (Felis concolor), comúnmente denominado León, no está totalmente ausente de la zona, aunque aparece esporádicamente; un gato silvestre y un pequeño zorro (Canis Azarae) pueden hallarse algunas veces. Entre los roedores se encuentran la Viscachas (Lagidium lutescens Ph.), que son animales como conejos con largas colas, y las Chinchillas, que tienen cierto parecido a las ardillas; ambos viven en abismos rocosos, y son los últimos habitantes en lo alto de la frontera donde están la nieves eternas; y en muchos lugares del desierto hay incontables agujeros de ratas y pasadizos (destruidos luego por el paso de los animales montados al cruzarlos), que han sido hechos por una variedad de Gattung Ctenomys (tipo de ratones) de cola corta, los cuales habitan principalmente en las raíces leñosas del arbusto Cuerno de Cabra, donde preparan sus madrigueras, gracias a los desarrollados músculos de sus mandíbulas. Pueden verse estas madrigueras de rata, donde las altamente raras especies denominadas Tujos o Sartenejas semejan más a pequeñas marmotas que a ratas, y las que casi nunca abandonan sus madrigueras sino hasta después del anochecer.

Entre las aves planea el Cóndor sobre el desierto, y se encuentran en las altas zonas el Tiuque de la Cordillera (Caracara montanus), diversos halcones y lechuzas, mientras que hacia las zonas costeras se encuentran los Tiuques (Caracara chimango), los Traros (Caracara vulgaris), así como los dos buitres Gallinazo (Cathartes urubú) y el Jote (Cathartes aura). En las quebradas cubiertas se encuentran variedades de pinzones, un pequeño papagayo, grandes perdices y pequeñas aves de la variedad de la codorniz, muchos bellos flamencos (Phoenicopterus andinus), denominados Parrina, los que pueden hallarse en lo alto sobre los 3500 metros, y unos de pico invertido, que es propio de las alturas, y por sobre y en dicha zona se aprecia una especie de Avefría, y de manera cuantiosa se encuentra una pequeña tórtola, la que puede hallarse en casi todas partes y en forma de bandadas. En la zona norte del desierto, en torno a la localidad de Peine, se encuentra también el avestruz patagónico (Rhea Darwini).

Entre los anfibios propiamente se encuentran muchas lagartijas de diversas variedades, en las corrientes de agua y en sitios húmedos se hallan también las de una u otra variedad de ranas; y aunque aquí y allá se presentan serpientes, estas serían muy raras.

Respecto a los peces existe una muy poca y pequeña variedad de especies y no muy frecuente. Los insectos son escasos, algunas mariposas volando alrededor y propiamente muchas diferentes moscas, sin embargo, todas las clases restantes están muy escasamente representadas, aunque todos estos animales son de colores oscuros, e incluso las mariposas poseen colores muy uniformes. El clima del desierto es diferente dependiendo de la altitud y de la latitud geográfica; en las zonas altas los días son calientes, mientras que las noches el resultado del fuerte impacto térmico es que las temperaturas sean bajo cero grados centígrados, el aire es muy seco y enrarecido, y casi siempre sopla un viento cortante el cual tiene lugar alrededor del mediodía tendiendo a disminuir ligeramente por la noche. La lluvia cae al oeste de las montañas con poca frecuencia, pudiendo pasar 20 o hasta 25 años sin llover, período después del cual llueve y llueve hasta una situación muy cerca de lo que parece un diluvio, hasta llenar con agua los cañones montañosos que van desde el este hasta el mar, que incluso pueden desembocar en el océano. En la parte más alta, entre las grandes montañas, probablemente llueve con más frecuencia, aunque sigue siendo la lluvia escasa, lo cual explica el por qué dichas montañas poseen escasa nieve, comenzando la línea de las nieves eternas recién por sobre los 5500 metros.

El desierto es por lo general, para el pueblo, de poca utilidad. Los pocos habitantes permanentes de la meseta poseen ovejas y burros, algunas vacas, uno que otro caballo o mulas, viviendo en parte de las ganancias que producen sus rebaños, o en parte de la caza del Guanaco y de la Vicuña, o cultivando aquí y allá un poco de alfalfa, o maíz, o una pequeña variedad de papa y quinoa, a veces un poco de cebada, pero que nunca llega a madurar. Los principales beneficios del desierto se encuentran en las vetas mineras, que particularmente se orientan hacia el Pacífico, y donde se agradece las más importantes minas y sitios de origen; así como también la explotación y el almacenamiento del nitrato de sodio cerca de la costa y del bórax en las salinas de las mesetas. Sin embargo, el salitre no es tan abundante como en Tarapacá. Al norte del desierto de Atacama, desde el Río Loa hasta el Río Camarones, el cual desemboca en el mar en la latitud 19°13’ sur, se extiende la provincia de Tarapacá. La costa se eleva abruptamente por sobre los 1200 metros, ligeramente achatada, y a partir de ahí desaparece casi totalmente la vegetación. La pendiente y altura de la cordillera en sí poseen casi la misma Flora y Fauna, similar a la de la meseta del Desierto de Atacama.

Entre las montañas costeras y los pies de la Cordillera, con alrededor de 15 leguas de ancho, se encuentra una planicie, denominada la Pampa del Tamarugal, con zonas de un fino carbón de piedra, zonas que permanecen con arena, y en el medio y alrededor de los pantanos del Río Loa existen grandes depósitos de sal, los cuales se pueden encontrar a lo largo de todo el lado este de la pampa, justo a los pies de las montañas costeras donde está el famoso salitre de Tarapacá. La mitad norte de la Pampa casi no posee vegetación; el sur dispone de reservas a veces grandes otras pequeñas de Tamarugos y Algarrobos, con diferentes arbustos entre medio, restos de grandes bosques, los que poco a poco han sido utilizados en las fundiciones y para la fusión del salitre.

Como se dijo anteriormente, no puede dibujarse una frontera al sur para la flora del desierto, puesto que la misma ha ido cambiando paulatinamente y confundiéndose con la flora de la provincia de Coquimbo, aunque también esta última flora se va modificando de norte a sur en forma constante e imperceptible, y en la medida que aumenta la latitud, y aumentan los días de lluvias, las especies vegetales nortinas son paulatinamente reemplazadas por otras formas, transformándose la flora más y mas, grado a grado, hasta llegar al Río Maule donde comienzan propiamente los bosques del sur, aunque aquí se muestran sólo parcialmente, aumentando con más frecuencia hacia al sur, puesto que los bosques comienzan a dominar completamente el terreno sólo al llegar a los ríos Cautín e Imperial.

II.- CALDERA

Situado en las orientaciones 27°5’20” de Latitud Sur y 70°56’ de longitud Oeste, a lo largo de una estrecha franja costera de arena, Caldera ofrece desde el mar la vista de un poblado en el desierto. La naturaleza otorga sólo una bahía bien protegida, donde por medio de dos muelles los buques pueden desembarcar hasta 2000 toneladas, lo que lo convirtió en un puerto conveniente con la capacidad suficiente para la exportación de minerales de cobre y plata desde la provincia de Atacama, con su glorioso pasado. Como elementos de importación podemos mencionar preferentemente el carbón, la madera, los artículos de hierro, al considerar principalmente las necesidades del ferrocarril y de la minería.

Caldera, situado a 82 kilómetros al oeste-noroeste de Copiapó, fue creado a consecuencia de la ley del 21 de diciembre de 1850 que beneficiaba a los ingenieros norteamericanos de la Compañía Mexicana y Sudamericana (Mexican and South American Company). Desde entonces, bajo la latitud 27°20’, se encuentra el puerto de Copiapó, que fue considerado malo e inseguro, olvidado y del cual existe hoy su nombre.

El comercio de Caldera fue el resultado de las innumerables minas de plata y de cobre, las que consumen materiales mineros y alimentos, cada vez más activas y significativas, y dado que la provincia no podía cubrir las necesidades de agricultura ni de ganado, y la industria local fue tan pequeña como lo es hoy, la mayoría de las necesidades debían ser suministradas por mar desde Valparaiso hasta Caldera, y desde allí, por medio del ferrocarril, llevadas a la ciudad de Copiapó. Así ingresaban por el puerto barcos cargados de mercancías y de alimentos, los cuales embarcaban luego, como cargamento de retorno, ricos minerales de plata y de cobre, mientras que desde la provincia argentina de Cuyo, por los amplios y cómodos pasos cordilleranos, se transportaban hacia Copiapó grandes manadas de caballos, mulas y ganado vacuno. Entre tanto, la producción agrícola de Copiapó ha tenido una evolución muy favorable. Hoy en día, el valle de Copiapó es famoso por la riqueza de sus frutas y por su cultura vitivinícola. El forraje (pasto), los cereales y la cebada se constituirán en fuente suficiente para cubrir todas las necesidades de la provincia. Las sandías en San Antonio son propiamente exportadas hacia el norte.

Al igual que el puerto, la ciudad de Caldera es también un producto completamente artificial, su efímera existencia son las ya antes mencionadas necesidades sin precedentes. El entorno es, como la mayor parte de la provincia, caliente, un desierto inhóspito, sin agua y la vegetación. El agua se obtiene, tanto para los habitantes como para las locomotoras del tren, mediante la destilación del agua de mar. En caso de una constante filtración proveniente de Coquimbo desde algunas estalactitas, la calidad del agua potable obtenida deja mucho que desear. La agricultura es imposible por lo que se debe cultivar algunas hortalizas mediante la técnica para plantas de invernadero. A pesar de ello el clima no es perjudicial para la salud, aunque la carencia de toda vegetación en este desierto sin sombra, la falta de precipitaciones atmosféricas y las puras aguas de manantiales constituye un estorbo a la permanencia de un buen estado de salud poco común, aunque ahí desde largos años los extranjeros avecindados de mentalidad opuesta, dicen que por medio de una dieta prudente Caldera bien a ser uno de los lugares más saludables que se conozca. La temperatura media anual para Caldera (combinando la información proporcionada por C. Moesta, Hann y Supau) es de 16.5 °C.

Como ya dijimos, las relaciones en Caldera fueron por años diferentes a las de hoy. En el año 1882 se contabilizaban en la zona 2500 habitantes, y cada año arribaban 5, 8 o más veleros alemanes en este puerto local, para descargar sus mercaderías, aunque acontecía escasamente en aquel entonces, que estos mismos u otros barcos alemanes tomaban carga desde allí. En ese entonces existían también muchas empresas comerciales de no poca importancia, tales como Juan Dauelsberg, Scheffler y Stahmer, Teodoro Finger, Juan C. Morong, Piedra y Cia, etcétera. En aquel tiempo se desplomó la edificación del viceconsulado del Kaiser de esta zona, de la cual tomó posesión por primera vez el señor Johann Dauelsberg. Su sucesor en el período comprendido entre el 1° de julio de 1876 hasta 1885 fue el señor Julius Scheffler, socio de la ya mencionada compañía, el cual desde 1881 y con la licencia del Gobierno del Kaiser al mismo tiempo desempeñaba el cargo de Vicecónsul Británico Real.

Luego de la dimisión al cargo por parte del señor Scheffler, quien regresó a Alemania (Dresden) el 1° de julio de 1883, las relaciones en Caldera se tornaron esencialmente distintas. Algunas de las compañías antes mencionadas dejaron de existir. Otras casas comerciales del mismo rubro no se sintieron alentadas a establecerse allí, y así la actividad comercial de Caldera se redujo a su mínima expresión. Desde fines de 1888 se traslada el lugar hacia el distrito consular de Copiapó. La población para el año 1885 según los registros de Caldera contabilizaba un total de 2129 mientras que hoy borden apenas los 1800 habitantes, dentro de los que se podían encontrar 5 alemanes, comerciantes y agentes de aduana. Las únicas empresas comerciales de cierta importancia, las que en ese momento tenían domicilio en Caldera, fueron: Teodoro Finger, Stahmer y Cia., Piedra y Cia., Juan C. Morong y H. B. Beazley. Como las relaciones retrocedieron mucho, demostrado por los hechos, que desde el 1° de julio de 1885 sólo anclaron ahí 96 veleros, más el buque a vapor de la Línea Pacífico Kosmos y Hamburgo que ancló apenas 6 veces. En suma en el año 1888 aquí arribaron 287 barcos (1 de guerra, 109 vapores y 25 veleros) con una carga total de 352.667 toneladas, mientras que zarparon 281 barcos (2 de guerra, 108 vapores y 25 veleros) con un total de 347.140 toneladas.

Pero aún existiendo, en los 82 kilómetros al norte donde está situado Copiapó, una línea de ferrocarril que la une con Caldera, el comercio permanece por el momento totalmente decaído. Las condiciones de vida de Copiapó muestran un buen precio para el cobre, donde hoy existe gran cantidad sin contar las minas existentes cuya actividad surge nuevamente entre tanto pudiesen regresar los mineros que emigraron. Si pudiese mantenerse estable, por algún tiempo, el actual precio del cobre (58 sh.), en breve la ciudad de Copiapó podría recuperarse. Esto siempre que también Caldera quede completamente sujeto a Copiapó.

No obstante, la posibilidad no puede excluirse, de que en el futuro las relaciones experimenten un cambio continuo a favor de Caldera. Esto habría sucedido por el desinterés en ejecutar el proyecto planificado hace 40 años de prolongar el tren Copiapó-Caldera por sobre el paso andino conocido como San Francisco hasta la provincia argentina de Catamarca, en donde desde Chumbicha hacia Córdoba, Santa Fe y Rosario existe una conexión ferroviaria que permanece lista desde hace años y que conecta con la ciudad de Buenos Aires. El señor Wheelwright estuvo preparado en el año 1850, iniciando en ese tiempo las primeras obras del tren en Caldera, a favor de continuar el primer proyecto ferroviario trasandino; en el año 1870 hicieron el máximo esfuerzo el ingeniero San Roman para realizar los planes de los Wheelwright que en aquel entonces se traducía en el proyecto de los Clark (via Uspallata) en una dudosa forma de competencia, lo que disipó las energías y el interés para construir un ferrocarril que trepara por sobre los Andes, de modo que el señor Clark habría iniciado muy tarde la construcción de su línea, la cual sin duda era la mas importante, y de seguro la primera. Alrededor del año 1873 el proyecto fue dejado de lado. Lo que siguió fue muy inadecuado para las empresas, y especialmente inadecuado para la construcción de una red ferroviaria entre Chile y Argentina, la cual andaba a la greña a causa de su frontera. Luego sobrevino la guerra con Perú y Bolivia y sus consecuencias. Ahora, al habituarse a las consecuencias, ya quizá superadas, hay una marcada tendencia a la construcción de ferrocarriles en Chile, que no está exento de excesos, los que naturalmente finalizarán, cuando el proyecto señalado pueda ver de nuevo la luz. El empuje formal fue esta vez dado por la empresa de ferrocarriles argentina Carranza de Buenos Aires. El comité directivo modificó el tren Caldera-Copiapó, cuyos dividendos habían disminuido desde el año 1884 a un 5%, pensando con razón que sería favorable a los empresarios, y que sin duda ganarían mucho o poco, con la prolongación del tren andino. El propio consejo directivo se ha volcado en busca del apoyo del gobierno por medio de la Intendencia (que por supuesto desea obtener un interés garantizado del capital para la construcción del ferrocarril) . Finalmente el gobierno ha dado carácter de urgencia al tema considerándolo como la Desiderata del Corazón de la Provincia.

Si la ejecución de este proyecto fuese un hecho consumado, se utilizaría en lo que respecta a productos nacionales del noreste de Argentina a Caldera transformándose en un puerto de competencia a Valparaíso, y al mismo tiempo sería posible procesar grandes minas de plata y de cobre, las que hasta ahora debido a los costos, quedan fuera de este servicio. Hasta aquel entonces, el transporte comercial se concentraba entre Chile y la provincia de Cuyo vía Mendoza hacia Valparaíso. Existe la preocupación, sin embargo, que la influencia de los hacendados de las cámaras obedezca a una consideración estratégica de las potencias financiaras que impidieran adoptar este proyecto, pensando que el tren pueda permitir por medio de su cómodo y amplio paso una puerta de entrada a la Argentina en caso de guerra.

Desde el 1° de junio de 1888 también se formó en Caldera una asociación alemana que agrupa a la mayoría de los lugareños y compatriotas de los alrededores y cuyo lugar establecido para las reuniones corresponde a la casa del Sr. Leonardo Landmann (Hotel Unión). Como lugar de parada para los extranjeros que están de paso se les recomienda el ya mencionado hotel. El precio del hotel, sin vino, es de $ 3.

En una pequeña bahía al sur, distante a 4 kilómetros de Caldera, se pueden ver encajados en las rocas huesos fosilizados, los que se pueden extraer sólo en fragmentos. Y aunque dichos huesos emergen incompletos, sin lugar a dudas, ellos pertenecen a una ballena. No puede permanecer sólo como una curiosidad el hecho que aquí se han desenterrado, en los alrededores de Caldera, una gran cantidad de antigüedades que fueron de los pasados habitantes indígenas, tales como puntas de flecha de piedra, utensilios en hueso, para la pesca, cuchillos, agujas, etc., además de Oro, Plata, y utensilios en cobre y objetos de adorno, perlas, las que con increíble esfuerzo debió haber sido hechos; además de arcos y flechas en madera con formas de animales y aves, finas flechas talladas, ollas, vasos para el agua, grandes tinajas y muchas otras cosas. Muchos de estos utensilios que ya fueron descritos en el libro “Los Aborígenes de Chile” de José Toribio Medina (en el año 1882). Existen algunas muy bellas colecciones de estos objetos, las cuales se encuentran en manos de ingleses y de alemanes. Existen además excursiones que son de interés para los amantes de las cacerías. Aproximadamente 30 kilómetros de Caldera, en las montañas, se hallan las denominadas Aguadas, donde permanecen descansando incontable cantidad de guanacos. Sin embargo, la caza es muy difícil y extenuante. Entre las minas que se hallan en las inmediaciones de Caldera tenemos “Morado”, además del “Algarrobo”, “Quebrada Seca”, “Salitrosa”, “Flamenco”, “Chañarcillo”, las que dan empleo a un total de aproximadamente 215 mineros. La mas significativa es “El Algarrobo” con una producción mensual de 1000 metros con cerca del 20% Centnern de mineral cobre, así como el mineral “Morado” con 600 metros de una veta de cobre del 21% Centnern (Nota del Traductor: un Centnern, de acuerdo con la explicación del geólogo alemán de la UDA, Dr. Wolfgang Griem, es la unidad de medida escandinava y alemana que equivale a 50 kilogramos). El metal viaja hacia Lota y Guayacán. Pero antes se funde en Caldera, donde operaba también una faena de Bórax, la cual hoy está cerrada.

Desapareció también una excursión que se realizaba por ferrocarril alejándose unos 10 kilómetros de Copiapó, hacia una fundición de cobre muy significativa de Tierra Amarilla, que pertenece a la Casa Edwards. Para visitar la fundición se requieren dos días; allí el tren, el que hoy parte desde Copiapó, se regresa no antes de otros tantos días desde allá.

En la iglesia católica de Caldera es divertido cuando se acerca la noche santa de Navidad, mientras le lee la misa. Con la campanada de la medianoche de pronto una voz humana irrumpe con un alarido similar a tres veces el sonido de un gallo –la señal para el desencadenamiento de un brote de alegría de la comunidad devota, que con cientos de aplausos golpean los tímpanos, hasta que el espectáculo pagano va decayendo poco a poco y en virtud de los sonidos de la música de la iglesia la asamblea señala: “cuando el perro salta con la salchicha sobre la piedra angular”.

III.- INFORMACIÓN HISTÓRICA SOBRE COPIAPÓ

La primera información sobre Copiapó data del año 1533. Luego de que Francisco Pizarro hubiese ejecutado al inca Perus Athahualpa en Cajamarca y de esta manera haciéndose dueño y señor de estas ricas tierras, su compañero Diego de Almagro, con un ejército de 570 españoles y 15.000 peruanos (los que estaban bajo el mando del jefe peruano Paully, quien tenía la condición de hermano del inca Manco), cruzó el Desierto de Atacama hacia el sur de aquellos países a la conquista de las tierras que pudiese hallar. En este desierto perdió a causa de la fatiga 10.000 peruanos y 150 españoles, y el resto de su ejército habría encontrado una muerte segura, si no hubiese sido por la vigorosa gente que lo acompañaba y por la suerte de haber hallado el Valle de Copiapó.

Allí Diego de Almagro encontró una tribu indígena, la que le recibió de la manera más hospitalaria y proporcionándole la comida necesaria para su ahora empobrecido ejército, de modo que las tropas pudiesen luego irse de allí. Paully, respetado por aquellos indios como el hermano que se sienta al lado del inca de Perú, debió tolerar que aquellos le entregasen un regalo consistente en 500.000 ducados hechos en oro puro, el que luego debió entregar a su comandante Diego de Almagro. Aún así, él no mantuvo el oro para si, sino que en una actitud sorprendente, luego de haber hallado esta riqueza, y contento de estar en posesión de esta tierra, lo regaló a su desmoralizado ejército para animarlos a continuar, y a superar nuevos peligros y dificultades. Al interior de las casas de los indios hallaron que las mujeres y las muchachas colgaban pesadas y masivos collares de oro y anchas pulseras de dicho noble metal, y alrededor de sus cabezas, brazos y piernas, e incluso una gran parte de los utensilios de la casa, estaban hechos en oro. De aquí partió Almagro y su ejército siempre hacia el sur, pero a pesar de la mencionada ayuda hospitalaria y la recompensa que se les otorgó, y que sin la ayuda de esta tribu, todos ellos habrían de seguro sucumbido por las miserias y penurias, gradualmente aumentó la Sed de Oro de los españoles, y comenzaron a robar, iniciándose excesos de todo tipo. A partir de ahí varios españoles perdieron la vida, escogiendo Almagro la venganza y eligiendo el camino mas corto para apropiarse de esta tierra, procedió a quemar públicamente a los indios mas respetados de Coquimbo.

De ahí Almagro avanzó hasta la Bahía de Quintil, bautizada con el nombre de Bahía de Valparaíso, donde, desde el Perú, Juan de Saavedra le proporcionó hombres y municiones. Posteriormente, sin embargo, en la guerra contra los Promaucaos, Almagro perdió una cantidad significativa de sus hombres, por lo que se vio obligado a retroceder y regresar al Perú, donde poco después muere ajusticiado a causa de una conspiración efectuada por el hermano de Francisco Pizarro. Motivado por las noticias de una fabulosa riqueza en oro, en el año 1540 Pizarro envió, contra las tribus indígenas, un nuevo y significativo ejército al mando de Pedro de Valdivia. Este general de campo no sólo sometió a los habitantes de Copiapó, sino que logró someter a todos los habitantes indígenas que viven más al sur. Desde entonces estas tierras quedaron bajo dominio español hasta el año 1818, cuando Chile se declaró una República independiente.

IV.- COPIAPÓ

La ciudad de Copiapó, fundada por José Manso en el año 1772 en el río del mismo nombre, situada a 396 metros por sobre el nivel del mar, y desde diciembre de 1851 conectada por medio de una vía ferroviaria de 82 kilómetros con el puerto de Caldera, es el punto central para la minería de la plata y del cobre de la Provincia de Atacama. Complace el contraste de esta ciudad con Caldera. Gracias a su privilegiada vegetación más exuberante, a sus majestuosas iglesias, de muy buen gusto, áreas con casas de dos pisos, sus bellos jardines privados y con estatuas adornando plazas públicas, Caldera impresiona por su riqueza y cierta elegancia. La ciudad posee un hermoso teatro construido, un liceo, una academia de montaña, alumbrado a gas, una estación de tren, una estación de correo y una de telégrafo, y un sitio para el Consulado del Kaiser alemán.

Copiapó debe agradecer su fama mundial cuando en el año 1832, cuando a 10 millas de distancias, fue descubierto la gran reserva mineral de plata de Chañarcillo. El descubridor fue un cateador pobre, Juan Godoi, quien encontró en la superficie de la ladera de la montaña Chañarcillo grandes conglomerados de plata, que se conjetura halló casi de inmediato, procediendo a vender sus derechos a la familia Gallo por una pequeña suma de dinero, la cual despilfarró, muriendo más tarde en la pobreza. La familia Gallo, en cambio, obtuvo una enorme riqueza a partir de dicha mina. Es mas, en uno de los sitios públicos de la ciudad de Copiapó se erigió un monumento en honor a Godoi, y que a su nombre también se colocó una aldea situada a los pies de las montañas. Hace unos 10 años alguien calculó el valor de la producción bruta de Chañarcillo en un valor superior a los 300 millones de pesos oro. El mineral de Chañarcillo representa una montaña de aproximadamente 331 metros de alto, formado con exclusivamente el mineral de plata. En la parte de la veta superior de la mina Bolados se encontró una masa mineral de 100 Centnern (50 kg x 100 = 50 mil kilogramos) de plata nativa con inclusiones de Cl-Br-Ag (Br-Clorargirita), las cuales debieron ser cinceladas. El mineral Chañarcillo, que representó cuantiosas riquezas y que fue casi la génesis de Copiapó, que sin duda se debió a su tren, actualmente se encuentra totalmente improductivo. En una semana no se obtienen más de dos carros de plata mineral en conjunto. Para todos quienes realizan cálculos, creen que existiría en la minas al menos la cantidad de 300 millones de pesos en plata mineral.

Figura N°1: fotografía que muestra un trozo, de dimensiones 5 x 4 cms., del mineral Ag(Cl,Br) o Bromian Chlorargyrite (en alemán, Chlorbromsilber), que corresponde a una variedad de la Chlroargyrite (AgCl) extraída de la zona Broken Hill, New South Wales, en Australia. Trozos similares de Br-clorargirita fueron hallados, durante el siglo XIX, al interior de una masa metálica de plata nativa, de más de 5 toneladas, encontrada en la mina chilena de plata Bolanos (fotografía extraída de Mindat.org, de propiedad de don Greg Murray).

El lugar Chañarcillo, cuyo nombre proviene de los destruidos bosques de Chañar (Gourlica chilensis), también conocido como Placilla de Juan Godoi, se encuentra a 4473 metros por sobre el nivel del mar, y está cerca a los pies elevándose por la montaña Chañarcillo, en las estribaciones de la cordillera de los Andes, la cual es totalmente desolada y sin vegetación, desde la cima hasta la base con 100 faenas mineras de plata, la cuales hoy casi todas se encuentran cerradas o fuera de servicio. Más, no sólo en esta montaña, sino también en las inmediaciones que rodea este lugar, e incluso en los caminos de las faenas de las minas de plata y en varias millas a la redonda, en torno a muchos otros distritos mineros, como por ejemplo Bandurrias, Cerro Blanco y otros; todas las cuales se encuentran hoy fuera de servicio, aunque sin embargo prometen entregar un rico ganancia en plata mineral.

Más aun, Copiapó está ahora retrocediendo debido al ocaso de la industria del cobre. Sólo se encuentra una mina de cobre que actualmente se explota con éxito. Se llama Dulcinea, la cual está cerca de Puquios, y se halla en posesión de los ingleses. La producción mensual de los últimos importes extraídos de la mina Dulcinea alcanzan los 5.000 quintales métricos con 20% de cobre. Mientras que a su alrededor operan sin éxito cientos de pequeñas minas.

En las proximidades de Puquios, en Maricunga, se encuentran grandes depósitos de Borato de Cal, la cual puede extraerse. La Cal contiene también nitrato de calcio. Los grandes lechos de Borato de Cal son de mala calidad, porque ellos contienen mucha sal y Sulfato de Cal, encontrándose en la cordillera de Copiapó, en las proximidades de la frontera con Argentina. Los ingleses, quienes con sus empresas han tratado dale monopolizar el negocio, mediante la reducción de precios y la eliminación de la competencia alemana, con los depósitos de Borato de Cal en Europa han caído en el descrédito. En las proximidades de estos depósitos de Borato de Cal se encuentran ricas minas de plata con mercurio, las cuales aún no han sido explotadas y cuya calidad de la mina no es inferior, como la de Punitaqui, en la provincia de Coquimbo. Así también, en las cercanías de los depósitos de Borato de Cal se hallan almacenados inagotables depósitos con un 95% de sal. Su explotación es muy barata, sólo las cargas son caras. Si el ferrocarril se proyectase desde Copiapó para que llegue hasta Catamarca, este se hallaría a tan sólo cuatro leguas de los depósitos de Sal y de Borato de Cal, cuya explotación, así como los depósitos de salitre puro que seguidamente se hallan aquí; todo lo cual saldría a cuenta. La riqueza de Azufre en la Cordillera de Copiapó no es menos grande que la de la Provincia de Coquimbo. Inmensos depósitos de Sulfato de Soda se encuentran a seis leguas de Copiapó, y además en el interior de un gran depósito de Alumbre (Depósito del Jardín), el que contiene mucho hierro y por tanto no es de gran valor.

A inicios de los años 1860 existían en Copiapó tres entidades bancarias: Edwards, Ossa Escobar y Gormaz, este último liquidado antes. Los dos bancos restantes a continuación se fusionaron, pero sólo por un corto período, que por C. Lamarca, luego de la pérdida del rumbo de su industria que requerían más que otras instituciones monetarias de la Provincia de Atacama, y luego de dos décadas, los bancos de Edwards y Escobar tenían operaciones financiaras divididas entre sí. En la provincia las plantas procesadoras de cobre eran seis inmensas: el de Nantoco era del banco Escobar, el de Tierra Amarilla de Edwards, mientras que las otra cuatro estaban en Caldera. Las Medidas de Beneficio de la Plata (faena de amalgama) produjeron aún un mayor número de beneficios, cuyos productos fueron tomados, en su mayor parte, por estas dos entidades bancarias.

Los años setenta no llegaron a ver tres de las plantas de procesamiento de cobre en Caldera. A partir de entonces se produjo la paralización y en parte un retroceso en la industria y en el comercio general diario, así como también en los dividendos del ferrocarril de Copiapó, que refleja fielmente, y no de modo aparente, la prosperidad de la ciudad. El 12% que parecía haber sido normado, llegando a valores críticos, y que en cierto modo se detuvo, es sólo un hecho a agradecer, que el departamento de la maestranza del tren año tras año adquiriese trabajo para el público del norte constituyendo la fuente de recursos productivos y que llegó a ser la fuente de ingresos.

En los años ochenta se hablaba del florecimiento de la Provincia más como una tradición que por una realidad. La Seda, que en el pasado había movido a los dos bancos comerciales en el pasado, se precipitó a su fin. El mercado no alcanzaba para los dos bancos –ni siquiera para uno- de modo que se entendía que había que aguantar todo lo que se pudiese. Así sucedió que el Banco Escobar arrió su bandera mientras que el Banco Edwards se instaló como un Matador, hasta cierto punto como un monarca absoluto, permaneciendo en el lugar mientras pasaran los momentos difíciles quedando como dueño del Monopolio del Dinero, en especial en los distritos industriales.

Este estado de las cosas debiera llegar pronto a su fin, no sólo porque se produjo un nuevo y particularmente notable impulso a la industria ni porque se han ampliado el campo de acción para las instituciones financieras, sino porque el banco Edwards, para el material circulante, se ha vuelto insuficiente, y por la forma en cómo obtuvo su monopolio parece haberlo tornado muy impopular.

El hecho de que un monopolio no sea Filántropo o un Benefactor para Personas Necesitadas, porque se encuentra en la naturaleza de su negocio, no puede ser que sólo uno en Coulanz (ciudad de Francia) tenga la habilidad de ganar únicamente. Si y como se ha visto con la Casa Edwards en relación a este punto, sobre el que no somos capaces de juzgar, pero que la cadena propiamente se ha visto en este corto tiempo, incluso en el pensamiento de quienes no son industriales en la Provincia, se ha manifestado que, en conformidad a los deseos expresados por la prensa, y a la circular decretada por el Intendente con fecha 1° de junio de 1890, ninguna persona privada, industriales o empresarios podrán imprimir emisiones bancarias o depósitos bancarios como una apremiante e ineludible exigencia para las personas.



Figura N°2: Ilustración de la casa comercial de la empresa Mauricio Gleisner y Compañía, después de mediados del siglo XIX, en la ciudad de Concepción, situada en la calle Comercio. (Imagen extraída del libro “Chile und die deutschen Colonien”, en español, “Chile y las Colonias Alemanas” del autor Hugo Kunz).



Figura N°3: mapa en colores mostrando las rutas comerciales del mundo seguidas por diversos países de interés, tales como Francia, Austria, Inglaterra, Japón, Italia, Alemania, España, etc. (tomado del libro “Chile y las Colonias Alemanas” de 1890, del autor Hugo Kuenz).

¡Quiera el cielo que unas gotas de capitales alemanes puedan llover sobre los ocultos tesoros situados en este rico valle interminable!. El pueblo de soñadores y de filisteos se quedará nuevamente con las ganas, como pasa a menudo. “En mi opinión” –dice uno de los más competentes expertos asesores del autor- “son ustedes muy injustos en ello, de solicitar precaución, donde existe aquí por todas partes un magnífico campo para que se establezcan nuevas y alegres actividades empresariales. Cuando los ingleses abren las manos, quienes que ya han invertido gran cantidad de millones de libras esterlinas, primero se aseguran que serán extraídos el Salitre, el Oro, la Plata, y todas las demás fuentes de riqueza, para posteriormente desempolvar los estudios geológicos, geográficos y otras asignaturas de los primeros alemanes sobre minas ya vacías y sobre montones de escombros, y así la inteligencia alemana con vuestros cerebros, al igual que en el pasado, terminan pagando los salarios de intereses extranjeros. Deben ustedes convencerse de que aquí hay mucho, mucho dinero, incluso para los idealistas o aquellos que creen en algo mejor. Y si usted siente como deber para nuestros compatriotas, el explicarles de una manera totalmente palpable, todo lo que se puede obtener en estas costas, no “a la Fabius Cunctator”(Cónsul de Roma entre los años 233 al 209 a.C), sino mediante la intervención y vehículos humanos, entonces sí que usted habrá creado una bella y patriótica obra”.



Figura N°4: don Domingo Gana Cruz desde 1888 fue acreditado, por el Gobierno de Kaiser, como Enviado Extraordinario y Ministro Plenipotenciario de la República de Chile.



Figura N°5: parte del índice temático, desde donde fue traducido el presente texto; el Desierto de Atacama (pág. 407), Caldera (pag. 410), Información Histórica de Copiapó (pag. 413), y Copiapó (pag. 414).



V.- Datos del Traductor:

Rodolfo J. Novakovic es Físico e Ingeniero Físico de profesión, y entre sus múltiples actividades, además de sus actividades profesionales propias, realiza una investigación del aporte de los Jesuitas del siglo XVIII a todo el Reino de Chile, con especial interés en las técnicas metalúrgicas que trajo a Chile el sacerdote jesuita Karl von Haimbhausen, y que en Alemania implementó su sobrino, Segismundo von Haimbhausen, fundador y primer director de la Real Academia de Artes y Ciencia de Baviera. En relación al Museo Regional de Atacama, el traductor busca obtener mayores datos sobre la Vida y Obra de don Felipe Matta Goyenechea, como por ejemplo, el nombre de la universidad en Alemania donde él habría estudiado y donde se habría titulado, trayendo de dicha sede de estudios hacia la ciudad de Copiapó, Chile, una rama de la Masonería Alemana, diferente a las otras logias restantes del país, y quizá más ligada al pensamiento jesuita de los alemanes del siglo XVIII, dentro de la línea de influencia del Colegio o Universidad de Ingolstad (hoy, y desde 1800, una universidad laica, rebautizada con el nombre de LMU, siglas de Ludwig Maximilian Universität). Para cualquier contacto o aporte que desee hacer al traductor, puede escribir a la siguiente dirección electrónica: rodolfonovakovic@gmail.com