domingo, 27 de abril de 2008

CHILE DEL SIGLO XVIII, MODELO PARA HOY

I.- INTRODUCCION



Una vez un gran pensador norteamericano del siglo XX, mientras en su casa de veranero en la playa escribía parte de su nuevo libro sobre las bases filosóficas para el hombre moderno, observó que antes del amanecer todos los días un hombre joven se dedicaba por horas a coger a las cientos de Estrellas de Mar, que debido a la marea baja, no alcanzaban a volver al Océano y que por tanto morirían con el abrazante Sol. Una a una las iba cogiendo y las lanzaba más allá de las olas, donde la marea no las pudiese regresar a la playa, tardando en esta acción más de cuatro horas, hasta los kilómetros de playa que alcanzaba a recorrer antes de ir a su trabajo como pescador.


Al pensador norteamericano le pareció “extraña” la acción, para no decir estúpida, de modo que transcurrida más de una semana de ver al joven, decidió acercársele para ver qué intentaba hacer. Al conocer su propósito le preguntó: “¿qué sentido tiene pasar todos los días salvando a estas Estrellas de Mar que al día siguiente serán nuevamente arrastradas por la corriente hasta la playa, donde morirán el día que no las arrojes más allá de las olas?” El joven sin contestar, y de modo muy respetuoso, se inclinó sobre la arena, cogió una de las Estrellas de Mar, corrió hacia las olas y la arrojó a lo profundo del Océano. Al regresar donde el pensador le dijo: “para aquella Estrella de Mar mi acción sí tuvo sentido.”


Tan impresionado quedó el pensador con la respuesta del joven que aquel día estuvo ayudándole con toda la playa hasta donde sus fuerzas le permitieron. El joven modificó el Paradigma que tenía el pensador, haciéndolo participar, en última instancia, de su proyecto. Porque cuando cambia un Paradigma, todo vuelve a Cero. No importa entonces cuánto dinero ganaste, ni cuánto pesan tus empresas; un cambio de Paradigma significa un cambio de visión, teniendo una Visión de Futuro.


De la misma manera, cuando algunas personas me afirman: ¿cuál es el sentido de intentar rescatar la Historia de Chile del siglo XVIII, en especial sobre los aportes de los religiosos alemanes de la Compañía de Jesús, cuando a los chilenos no les interesa ni su historia ni la del Mundo?, respondo entonces de la misma forma que el joven que rescataba a las Estrellas del Mar: “si logro interesar a un solo chileno a la semana en mi trabajo y obtengo su apoyo moral, se que para él tendrá sentido lo que hago, y en su vida vislumbrará un pequeño objetivo en cuanto a su identidad”.


La mayoría de los habitantes de nuestro pueblo de Chile son personas que carecen de una idiosincrasia propia, sin ideales ni sueños propios porque extrañamente la Historia de Chile enseña fundamentalmente hechos y no procesos, abordando principalmente los tiempos desde 1818 hasta nuestros días, y destacando la visión de Violeta Parra y Pablo Neruda como únicos exponentes surgidos de nuestra cultura, pero olvidando la riqueza de nuestra patria del siglo XVIII, cuando, según mis indagaciones, habíamos sido elegidos para ser los Líderes del Mundo. Y esa elección quedó “congelada” con la expulsión de los regulares que fueron de la Compañía de Jesús a partir del día 26 de agosto de 1767, debido a la orden emanada por el Rey de España, Carlos III, secundado por el Conde de Aranda. Y dijo “congelada”, puesto que esta decisión de nombrar a Chile como Líder del Mundo se postergaría por tan sólo unos 250 años aproximadamente, hasta que los tiempos fuesen los apropiados.


II.- HECTOR RIESLE CONTRERAS, LOS HABSBURGO DE AUSTRIA Y EL PAPA BENEDICTO XVI


Pocos meses después que el cardenal alemán Joseph Ratzinger asumiera como nuevo Papa, bajo el nombre de Benedicto XVI, fui invitado por Jaime Williams Benavente, presidente de la Fundación Ciencias Humanas, a una reunión informal, en la sede de dicha entidad, que presidiría el Presidente de los Caballeros de la Orden de Malta, y ex Embajador ante la Santa Sede entre 1974 y 1987, don Héctor Riesle Contreras, casado con Alejandra Marie Philippine Erzherzogin von Habsbourg-Lorraine de Austria.


En aquella oportunidad, en que asistieron personas ex miembros del cuerpo diplomático, el señor Héctor Riesle comentó entre varias cosas que el propio Gobierno Norteamericano le habría encargado una misión cinco meses antes que el Papa Juan Pablo II falleciese: conocer del cardenal Ratzinger cierto pensamiento estratégico y geopolítico sobre el Mundo en los próximos 30 a 50 años venideros. La pregunta era simple y sencilla: Riesle le pidió al cardenal que en un papel escribiera en orden de mayor a menor importancia los puntos del planeta que definirían y regirían la Economía del Mundo de las próximas décadas. El futuro papa escribiría como primer punto: Chile; como segundo punto: Sudáfrica; y como tercer punto: Indonesia e islas en su alrededor.


Esto sorprendió mucho al Gobierno Norteamericano, porque sus analistas tenían anotados los siguientes puntos estratégicos como zonas de interés para Estados Unidos: Chile, en primer lugar; Sudáfrica, en segundo lugar; y Malasia y entornos como tercer lugar, coincidiendo ampliamente con las observaciones del cardenal Ratzinger. Riesle diría entonces que Estados Unidos presionó para que fuese Joseph Ratzinger electo como el nuevo Pontífice.


Más, nosotros como chilenos podríamos preguntarnos, ¿qué antecedentes históricos existen en nuestro poder como para entender que tanto el Papa como el Gobierno de Norteamérica coincidieran en Chile como el punto estratégico y de gobierno económico para las siguientes décadas?


III.- TECNOLOGIAS TRAIDAS A CHILE EN EL SIGLO XVIII


A raíz del descubrimiento que mi grupo y yo hiciésemos respecto de una estructura metálica abandonada en una zona de Santiago que hasta el año de Expulsión de los Jesuitas correspondiese a parte de una hacienda conocida como La Ollería, y debido a que el propio gobierno norteamericano estuvo interesado en adquirir esta estructura de más de seis toneladas, junto a un grupo de conocidos me dediqué a indagar sobre los aportes y técnicas que los jesuitas alemanes hubiesen traído hacia Chile especialmente durante el siglo XVIII. Fue así como descubrí que durante todo este siglo los grandes aportes técnicos, orfebres y metalúrgicos habían surgido de Baviera esparciéndose luego por el resto de Francia e Inglaterra, y al resto de Europa; que la mayoría de los desarrollos en técnicas de fabricación de aceros y fierros de bajo carbono y azufre surgidos en Inglaterra, fueron todos dados por alemanes que habían viajado hasta esas latitudes del norte; que la mayoría de los conocimientos técnicos relacionados con Cartografía, Geomensura, desarrollos de Técnicas de Navegación, implementación de herramientas matemáticas había sido todas iniciadas por alemanes de Baviera, y en especial por sacerdotes y religiosos pertenecientes a la Compañía de Jesús. Ya a mediados del siglo XVII, el sacerdote flamenco de origen alemán Ferdinand Verbiest había fabricado en China el primer automóvil que la Historia conociese, siendo otorgado a su Emperador. Estos y otros inventos fueron de tal magnitud que al fallecer Verbiest, China Imperial le rinde honores de emperador a este sacerdote, siendo él y Mateo Ricci los únicos ciudadanos no chinos en recibir tal distinción. Los jesuitas alemanes lograron la confianza de los chinos a tal punto que estos últimos le confidenciaron el secreto de la fabricación de la Porcelana Fina, que fue manejada por Baviera durante el siglo XVIII hasta inicios del XIX, cuando en Inglaterra se descubre su secreto. Por otro lado, las investigaciones sobre la Electricidad eran propias de Alemania y de la Universidad de Leiden, en Holanda, de manera que todos los desarrollos que incluso Benjamín Franklin luego conoció e investigó tienen su origen en la zona germana y holandesa. Es así como, mientras en España, Francia e Inglaterra, los conocimientos sobre electricidad eran a nivel de legos, en Alemania y Leiden se hacían grandes trabajos para gestar el primer condensador que registre la Historia.


En resumen, el desarrollo técnico y metalúrgico de Europa tenía su cuna en Baviera, donde una familia de noble origen ayudaría a su desarrollo. En efecto, el fundador y primer presidente de la Academia de Ciencias de Baviera se debe al metalurgista alemán, Sigmund von Haimbhausen, sobrino de un sacerdote alemán que el año 1724 viajaría a establecerse en la ciudad de Concepción y luego de varios años posteriores a la Hacienda de Calera de Tango, donde el año 1748 forjaría el primer Centro Industrial que Chile y Sudamérica conocería. El sacerdote alemán, quien renunciara a su título de Conde von Haimbhausen, para abrazar el hábito jesuita, se llamaba Carlos, y nacería en 1694 en el Castillo de Haimbhausen, una región actual de Dachau, siendo nombrado Procurador para Concepción a pocos años de haberse hecho cargo de la Universidad Pontificia que funcionaba en esa ciudad desde antes de su llegada en 1724.


Si Chile debía convertirse en un Polo de Desarrollo, o en parte de un Nuevo Imperio en el Sur, sería evidente que durante esta época se estuviese trayendo a Chile gran cantidad de tecnología desconocida para los españoles de ese entonces, y con la complicidad de algunos miembros de la monarquía española que sintonizaran con las ideas impulsadas por los emperadores del Reich, o Sacro Imperio Germano Romano, surgido en el siglo IX y que estuvo vigente hasta la época en que intervino Napoleón Bonaparte, se lograrían que ciertos barcos salidos de puertos portugueses no fuesen revisados a su llegada en Buenos Aires y en Valparaíso o Talcahuano.


Fue así que, luego de indagar documentos del Archivo Nacional y en los papeles que dejara el sacerdote jesuita, padre Walter Hanisch Espíndola, Premio Nacional de Historia 1996, hallé sorprendentes antecedentes históricos que demostrarían que los jesuitas alemanes, dirigidos por el sacerdote Carlos von Haimbhausen, estaban intentando formar un Imperio que abarcaría todo el territorio que hoy ocupa Chile y Argentina, y Paraguay y parte de Brasil, siendo la sede principal Chile. El año que los jesuitas fueron expulsados, se encontró en el Puerto de Valparaíso 500 cajas de materiales técnicos de tal complejidad que nadie de Europa (España) ni de Chile pudo saber para qué servían. El padre Hanisch dice que estas cajas de instrumentos terminaron oxidándose con las décadas, en las bodegas del Puerto, porque no hubo especialista para comprender su hechura. Por otro lado, en los documentos del inventario que los ministros Juan de Balmaceda y Juan Antonio Archimbano describen, se da cuenta de la presencia de una Máquina Eléctrica hallada en la Hacienda de Calera de Tango, además de la gran cantidad de Acero y Fierro que los jesuitas tenían en dicha estancia. Recordemos que, por ese entonces, el fierro era un material estratégico y sólo los funcionarios reales podían fabricarlo en las Indias de América, y los extranjeros alemanes no estaban autorizados para ello.


En conclusión, los jesuitas bávaros impulsados por el padre Carlos de Haimbhausen habrían logrado: la fabricación de acero de bajo carbono y no quebradizo, la fabricación en Chile de Órganos de Coro, como el que dejaran en la Catedral, elaborando cada una de sus piezas; la fabricación de relojes que no sólo daban la hora, minutos y segundos, sino además indicaban las estaciones del año, las fases lunares, y los planetas visibles en las distintas épocas, uno de ellos otorgado de regalo a Mariana de Austria, reina de Portugal, y prima del padre Haimbhausen; la fabricación de la Rueda Hidráulica más grandes de Sudamérica para mover los talleres de Calera de Tango; el hallazgo de la primera Máquina Eléctrica que se tenga conocimiento en toda América; la fabricación del primer Túnel de Sudamérica usando explosivo y 72 operarios en la zona de Calera de Tango; la implementación de modernas técnicas de agricultura traídas desde Alemania; la elaboración y plantación de hermosos y coloridos jardines con árboles y plantas, que luego inspirarían a los posteriores Parques como el Cousiño, entre otros; la importación a Chile de modernas Imprentas Metálicas traídas de Alemania en 1748 e instaladas en Paraguay, Córdoba y Calera de Tango, y cuyos escritos hasta ahora no han sido encontrados. Por otro lado, la importancia de Chile como punto de acceso a Sudamérica fue tan importante a inicios del siglo XVIII que en lugar de intentar capturar el Puerto de Buenos Aires, la corona británica y el Marqués de Corpa, con sus secuaces y soldados ingleses vestidos de civil en Santiago, Valparaíso, Concepción y Valdivia, habían planificado tomar el control de todo Chile a comienzos de enero del año 1712, siendo desbaratada la operación por el propio Virrey del Perú, al conocer que el propio gobernador Andrés de Ustáriz estaba en contubernio con Gran Bretaña.


IV.- EMPOBRECIMIENTO DE CHILE


Con la expulsión de los Jesuitas de Chile, todo el territorio que era de ellos queda empobrecido y se malogran la mayoría de los cultivos y plantaciones, al no permanecer aquí los sacerdotes y hermanos coadjutores que con ellos venían. Paralelamente, es el gobierno local el que debe asumir los costos de una Educación que antes estaba principalmente en manos de los religiosos de la Compañía de Jesús. La falta de liquidez para los pagos de los profesores en las instituciones y la ausencia de mentes que sirvieran de directriz para las jóvenes generaciones, sume a su gente en un estado depresivo similar a que ahora vemos en la sociedad, donde ni los empresarios ni los políticos saben hacia dónde nos dirigimos.


Las ideas independentistas que batallan en Europa y en el naciente Estados Unidos alcanzan también a un triste Chile, quien luego de décadas, y mientras en Europa es depuesto Napoleón Bonaparte en su intento con continuar las monarquías, logra una de sus batallas finales el 5 de abril de 1818, dejando un Ejército exhausto y a la deriva, sin dinero, sin capacidad de reorganizarse. Por ello, Bernardo O’Higgins envía a su ministro Antonio de Irrisarri a Londres para negociar un crédito por un millón de libras esterlinas, del cual sólo le entregan el 67% del total, aunque Chile deberá pagar el total del millón más un seis porciento de interés anual. Así se crea la Deuda Externa que arrastraría a Chile hasta el presente. El resultado es que con los años Chile se transforma en un país de deudores, hasta el punto de representar la Deuda Externa en 1863 el 83% de la deuda del Estado. Sumado al hecho que Inglaterra presionaba por rebajas aduaneras y de impuestos, hacia el año 1890 Chile había pedido a Londres la suma total de 17.518.312 libras esterlinas, y aún habiendo cancelado hasta esa fecha la suma de 137.932.531 libras esterlinas, aún debía mucho dinero a los distintos bancos ingleses. Ramón Subercaseaux escribe que un diplomático de la época relató: “Con Chile la City hace negocios de la siguiente manera: acuerda un empréstito de un millón de libras. Comienza por no entregar algo menos de novecientas mil libras, según se convenga con el negociador. Sin embargo, el dinero no se mueve de Londres, porque será destinado a rieles, a locomotoras, a buques blindados. Más, los intereses y la amortización van corriendo, y los seguimos pagando. Cuando la deuda queda extinguida, hemos devuelto más de dos millones de libras para cancelar las novecientas mil libras que no hemos recibido y que no hemos podido guardar”.


En resumen, Chile decidió sumarse a una idea democrática que no entendía quedando transformado en sólo una colonia británica más déspota que la que tenía durante el período monárquico español en donde los Jesuitas instruyeron a los ciudadanos, les educaron intelectualmente y en el uso y trabajo de la tierra.


V.- LOS ARCHIVOS CON DOCUMENTOS JESUITAS


Cuando tiene lugar la Expulsión de los Jesuitas de todos los territorios de España, todos los documentos, manuscritos y libros son enviados al Colegio Imperial de la Compañía de Jesús, hoy Instituto de San Isidro en Madrid. Allí los documentos quedaron en poder del Consejo Extraordinario donde funcionaba la Junta y Administración de Temporalidades, con la idea de buscar papeles que pudiesen comprometer a los miembros de la Compañía de Jesús en las intrigas políticas del siglo XVIII. Recordemos que más de ciento cincuenta años atrás, en 1616, el Padre General jesuita Mucio Vittelecci había destruido todos los documentos que hasta ese entonces guardaba la Compañía, evitando así una persecusión anticipada sobre la orden. Ahora la Junta de Temporalidades en Madrid buscaba implicar a los jesuitas para efectuar un juicio ejemplar. En marzo de 1769, llegan hasta dicho colegio además los inventarios de todos los bienes de los expulsos, y las actas de posesión. En los años posteriores, hacia 1820, y a pesar que por un breve período los jesuitas fueron autorizados por el Rey de España y por la Iglesia Católica para frenar las ideas independentistas, la Revolución Constitucionalista y las posteriores Guerras Carlistas. Entre el año 1835 y 1868, los documentos del Colegio San Isidro son dispersados en varios lugares, desde donde son vendidos todos los documentos “al peso” para envolver carne, y para servir al fuego de las pastelerías y panaderías de Madrid. Presuntamente todos los documentos importantes fueron o robados o quemados, o destruidos por la ignorancia de los españoles que los usaban en sus ferias, salvándose algunos debido a Francisco Javier Bravo, rico comerciante español que dedicó gran parte de sus recursos y de su tiempo a acopiar los papeles que estaban en las ferias y panaderías. De todo, logró salvar hasta 1872 cerca de sesenta mil documentos, de los cuales más de la mitad los devolvió como donación a la Compañía de Jesús, guardándose él cerca de 28 mil documentos, publicando tres libros con sus hallazgos, los cuales no interesaron al público en general. Al quedar endeudado por no poder pagar a la editorial, todos los documentos y libros quedaron en la Biblioteca Nacional de Madrid en manos del oficial de la entidad, Antonio Paz y Melia. A raíz de los problemas entre Chile y Argentina, Carlos Morla Vicuña encuentra estos documentos en dicha biblioteca que trata sobre los jesuitas de Antillas, Argentina, Bogotá, Bolivia, Chile, Ecuador, España, México, Panamá, Perú, Quito, Filipinas, Manila, y Venezuela, con un total de 13.000 documentos, y el gobierno de Chile en 1877 los compra por mil quinientos pesos chilenos de la época, quedando en poder de la Biblioteca Nacional. Supuestamente los restantes quince mil documentos aún debieran estar en la Biblioteca Nacional de Madrid, aunque algunos de estos documentos y otros anteriores pueden estar en los Archivos de Simancas, en Valladolid, y en el Archivo General de Indias, en Sevilla. Es probable también, que existan algunos documentos relevantes en las Bibliotecas de la Universidad de Alcalá de Henares y en la del Palacio del Escorial. Aunque en el Archivo Romano de la Sociedad de Jesús, ARSI, existe muy importante documentación, este archivo está cerrado al público por reparaciones internas e inventarios.


VI.- HIPOTESIS DE TRABAJO


Mi investigación, que hasta ahora he realizado sin apoyo financiero de ninguna institución, nacional o extranjera, plantea la siguiente hipótesis:


- Chile, Argentina y parte importante del sur de Brasil conformarían el Imperio de América del Sur, liderado por las ideas impulsadas por los emperadores bávaros y austríacos del siglo XVIII, que planteaban un gobierno con un parlamento, estilo romano, con un emperador o monarca que sólo obedeciera y fuese la cara visible ante el pueblo, tal como hoy sucede con Inglaterra.


- Una división de los jesuitas alemanes se produce a comienzos del siglo XVIII en el Colegio de Ingolstadt, lo que genera dos corrientes: una corriente Anti-Vaticana, que decide penetrar las Logias de los Masones en Londres para formar finalmente el Imperio Transitorio del Norte, por un período superior a dos siglos, hoy Estados Unidos de Norteamérica. La segunda corriente, aunque leal a la Iglesia Católica, es impedida de formar el Imperio del Sur sin la tuición de las monarquías españolas o portuguesas. Los jesuitas ligados a la Masonería finalmente triunfan sobre los jesuitas católicos y consiguen que España, Portugal y hasta la propia Iglesia los vea como enemigos, por lo que ordena su expulsión y disolución. En otras palabras, los Jesuitas se expulsan a si mismos porque no podía existir dos grupos de poder, uno en el norte y otro en el sur.


Si las dos anteriores hipótesis son correctas, tendría sentido no sólo los hallazgos técnicos descritos en Chile, sino además la conversación entre Riesle y Ratzinger, donde coinciden con el Gobierno Norteamericano que sitúan a Chile como el punto principal para el futuro cercano.


Si las dos hipótesis anteriores son correctas, debiéramos observar no sólo una mayor demanda por nuestras materias primas, sino de un traslado literal de empresas y empresarios norteamericanos y europeos desde sus respectivos países hacia las naciones de Sudamérica, con predominancia a la nuestra.


VII.- OBJETIVO DEL PROYECTO


Los objetivos que se persiguen con este proyecto son los siguientes:


1.- Devolver a Chile la fe y la esperanza a su pueblo mostrándole que los extranjeros ahora nos necesitan no sólo para satisfacer sus crecientes demandas por alimentos y agua, sino porque requieren venirse a vivir a estas latitudes, lo cual implica que se requerirá negociar previamente un clima de estabilidad y tranquilidad local. Podrán estar gestándose guerras e Europa y en Estados Unidos, pero en territorio chileno deberá garantizarse la paz.


2.- Mostrar los grandes aportes de los padres jesuitas alemanes durante todo el siglo XVIII, así como las grandes enseñanzas que dieron a los naturales mediante colegios, institutos y parcelas o haciendas donde se les enseñaba el cultivo de las plantas y hortalizas, y técnicas modernas en agricultura.


3.- Reencantar a la juventud chilena con los aportes y diversos intereses mostrados por el sacerdote bávaro, Carlos de Haimbhausen, tanto en los aspectos metalúrgicos, técnicos e industriales, así también como en los aspectos arquitectónicos, matemáticos y astronómicos (puesto que se dice que este sacerdote efectuó los cálculos sobre el regreso del cometa Halley con sorprendente precisión).


4.- Mostrar una visión diferente sobre lo que fue la presencia de los Jesuitas en Chile, y nueva óptica sobre las posibles razones que definieron su expulsión de todos los reinos de España, del Mundo, y desde el Seno de la Iglesia Católica.