jueves, 11 de agosto de 2011

EL CANCIONERO EN CHILIDUGU DEL PADRE HAVESTADT, S.J.



La Monumental obra sobre el Chilidugu, del padre Bernardo de Havestadt (Siglo XVIII).

En 1777, a diez años de la expulsión de los jesuitas de las colonias españolas, es publicado en Alemania el Chilidúgú, sive Res Chilenses vel Descriptio Status tum Naturalis, tum Civilis, tum Moralis Regni Populique Chilensis, inserta suis locis perfectae ad Chilensem Linguam Manudictioni, Deo O.M. [...] , del S.J. Bernardo Havestadt (1714-1781), quien se había desempeñado como misionero en Chile entre los años 1748 y 1767, participando en más de una oportunidad en recorridos por los territorios indígenas ubicados al sur del río Bío Bío. El sacerdote incluso cruzó la cordillera para visitar a los grupos situados del lado este de los Andes, en la zona de Neuquén.

Esta obra, escrita en latín y compuesta de siete partes, corresponde a una atenta revisión de la lengua y cultura de los habitantes de la Araucanía. Además de una cuidada gramática, incluye una traducción a lengua indígena del Indiculus Universalis del Padre Pomey --descripción detallada de todas las partes del mundo, el ser humano y la ciudad--, un catecismo, salmos, glosarios (latín-mapuche, mapuche-latín), canciones --partituras incluidas-- y un diario de viaje.

Dentro de la tradición de las "gramáticas" de la lengua mapuche elaboradas por padres jesuitas, el Chilidúgú corresponde a un caso algo particular, no solo debido a su considerable extensión (casi 1.000 páginas, divididas en 3 tomos), sino también a los variados asuntos que trata, sin limitarse a la mera descripción de la lengua. Esta obra, además de informar y describir, muestra un interés didáctico, evangelizador y explicativo, lo que se proyecta incluso al diario de viaje, que en principio debería corresponder al informe breve de eventos día a día.

(Extracto del Trabajo realizado por María José Brañes, en su tesis de Magister en Letras de la Pontificia Universidad Católica de Chile, 2006, en base al trabajo publicado por el padre Bernardo de Havestadt S.J. en 1777 en Alemania, bajo el título "Chilidúgú, sive Res Chilenses vel Descriptio Status tum Naturalis, tum Civilis, tum Moralis Regni Populique Chilensis")



CHILIDÚGÚ (del sacerdote jesuita Bernardo de Havestadt)
Parte séptima


[1] CARTA GEOGRÁFICA1 Y DIARIO en el cual son examinadas las regiones, ciudades, capillas, lugares, días y leguas, que recorrió durante los últimos meses del año 1751 y los primeros del año 1752, avanzando hacia las tierras de los indios chilenos, el Padre Bernardo Havestadt, misionero de la Sociedad de Jesús.

[2] Las tierras de los indios chilenos que están situadas del otro lado del río Bío Bío, con excepción de la isla de Chiloé y el territorio de Valdivia, se dividen en cuatro Vutan Mapu, o vastas y grandes regiones; a saber, Lafquen Vutan mapu, costa marítima; Ragitun Vutan mapu, tierras llanas colindantes con la costa marítima; Ina pire Vutan mapu, tierras llanas vecinas a los Andes; y Pire Vutan mapu, los Andes mismos.

[4] En la carta solo se pueden ver estas dos últimas regiones, las que comencé a recorrer los últimos meses del año 1751 y en los del año inmediatamente siguiente, 1752. Durante el primer año, 1751, hubo más cantidad de niños iniciados en el bautismo y de personas que contrajeron matrimonio según el rito católico. En efecto --¡alabanza a Dios!--, en el sagrado bautismo fueron bautizados 2.130, mientras que unidos en matrimonio, 800, entre los que se cuentan 26 toparcas o caciques distinguidos por una vara y un bastón, y otros 24, semejantes en condición y autoridad. También fueron levantadas 30 enormes cruces y más, y en 108 días se hicieron 462 leguas, de tres millas cada una.

[5] Pero al otro año fue mayor el número de leguas; pues en 152 días hice en total más de 600 leguas, y esto, en efecto, siempre en camino recto desde la casa de la misión de Santa Fe hasta el río Alipen, bajo el grado trigesimonoveno de latitud austral, y desde allí hasta donde los Patagones o Puelches, en los llanos transmontanos o del otro lado de los Andes llamados "Las Pampas", donde queda Malalhue, aproximadamente bajo el grado trigesimoquinto de la misma latitud austral, traspasando yo varias veces de ida y de vuelta los montes Andes. [...]

[6] Para lanzar al camino los granos del Evangelio, y recoger, con la ayuda de Dios, una cosecha de almas lo más copiosa posible, el penúltimo día de octubre del año 1751, comenzando en la primera mañana, crucé en balsa el amenazador río Bío Bío no lejos del fuerte El Nascimiento, que en ese tiempo estaba situado de este lado de dicho río, y ahora del otro. Aquella noche tuve que pernoctar junto a la ribera del río. El viaje de ese día fue de una legua. Nota bene

[12] 5 de noviembre. Luego de que cruzamos el río Bureu a caballo, alcanzamos la capilla del cacique Don Juan Marilaf, en la región, territorio o jurisdicción Mulchén, que es un bosque continuo de manzanas.

[44] 7 de diciembre 1751. En Navao, donde Alonzo Neculpichun; de aquí dista cerca de una milla una pequeña fortificación destruida de antiguos españoles, en cuyo centro todavía existe una no pequeña colina de piedras amontonadas, de donde es llamado Cúlacura.

[55] 18 de diciembre. En Huemvali, donde el cacique Don Juan Namcupillan. En el viaje cruzamos un puente bastante bueno y ancho, por el cual atravesamos el río Huerquehue, que corre más abajo en un profundísimo canal entre rocas. Este lugar es refugio de Pehuenches, de los cuales no pocos pasan el invierno aquí. Y es semejante a una fortaleza muy protegida, la entrada a la cual, si quisieran, a nadie estaría abierta, porque por una parte está bloqueada por el río Cautun, aquí muy rápido; por otra, por el mencionado canal y el profundo y rápido Huerquehue; por otra, por los montes Andes y especialmente por el volcán Chagll, que por un cráter doble vomita humo, fuego y rocas ardientes; y por todas, por muy densos bosques.

Este texto ha sido extraído del trabajo de tesis de María José Braña, 2006, de la PUC, en base al trabajo original del padre Havestadt de 1777 y de la republicación de esta obra en 1883 por el Dr. Julius Plantzman.

La musica aquí dada a conocer, fue extraída del Cancionero del padre Havestadt, desde este mismo Chilidugu, cuyas partituras se publican al final de dicha obra, y que fue musicalizada en 1998 por el musicólogo e historiador Victor Rondón, interpretada por el Syntagma Musicum y por el Coro de los Niños Huilliches de Chiloé.