Las ideas del Milenarismo, iniciadas casi dos milenos antes de la llegada de Cristo, e implusada por los Hebreos, toma forma con el advenimiento de Jesús. La Encarnación del Verbo permite que las ideas del pasado vean en la Iglesia Católica la base para la creación de un Imperio Material. Ante la imposibilidad de crearlo en Europa, con el tiempo estas ideas buscarían plasmarse en el Nuevo Mundo descubierto por los sucesores de la extinta Orden del Temple.